
La Navidad.
Algunos la esperan con entusiasmo, sobre todo los más pequeños, que encuentran en ella ciertos destellos de magia. Otros dejan pasar esta fecha como un día cualquiera, aunque quizás en algún momento encontraron esa magia escondida bajo un árbol que hoy permanece guardado en un rincón, lleno de polvo y desnudo, porque los adornos que lo embellecían han perdido su brillo en la sombra de alguna caja. Hay también quienes encuentran la nostalgia de ver que en la mesa navideña falta algún plato y sobra alguna silla, pero aprovechan la hora del brindis para abrazar con el alma a aquellos que están ausentes en la mesa y presentes en el corazón.
Es así, en las fiestas podemos llenarnos de alegría y esperanza, mientras otros dejan escapar alguna que otra lágrima que bautiza en la mejilla un deseo de volver el tiempo atrás. Pero así como hay ausencias que duelen, también hay presencias que llenan y que nos brindan paz. Por eso es importante abrazar al que tenemos al lado y agradecer que podemos compartir un par de risas en familia y una rica comida preparada con amor.
Y recordemos a la hora de brindar que lo que necesitamos no está envuelto en un colorido papel bajo el arbolito. Lo que necesitamos es ver al otro, darnos cuenta de la suerte que tenemos de estar juntos y de estar vivos, pensar en aquellos que no tienen la misma suerte ni las mismas oportunidades y valorar que la vida, por más difícil que sea, nos permitió llegar hasta donde estamos. Brindemos por la FE, la ESPERANZA, los SUEÑOS, el AMOR, la TOLERANCIA, el PERDÓN y el TIEMPO. Porque debemos tener fe en nosotros mismos para no perder la esperanza. Debemos tener esperanza en que algún día florecerán nuestros sueños. Debemos soñar con un mundo lleno de amor. Debemos transmitir amor para fortalecer la tolerancia. Debemos tolerar a nuestros semejantes y a nosotros mismos, para que no nos cueste tanto el perdón. Debemos aprender a pedir perdón y a ofrecerlo, porque vivir en el rencor solamente es perder el tiempo. Y debemos aprovechar el tiempo al máximo, porque la vida es un reloj y aunque no lo veamos, las agujas siguen corriendo.
Ojalá todos puedan encontrar un poquito de magia dentro suyo, despertando el niño que llevan dentro y murmurándole a la estrella más brillante un deseo en forma de villancico. Brindo por un hermoso presente y un futuro próspero. ¡¡Felices fiestas!!